Francisco Javier Conejo, ofs
La globalización también llega a la cultura. Toda persona nace en un grupo
humano que le va haciendo vivir experiencias relativas a la supervivencia, la
convivencia y el sentido (ámbitos tecno-económico, sociopolítico y cultural).
B. Barber habla de McWorld y la Jihad como metáforas, respectivamente, de
la integración global y de la trivialización del mundo. McWorld, hace
referencia al mundo homogeneizado por la cultura de la velocidad y de la
inmediatez. La Jihad, como de anti-universalistas.
B. Barber defiende que tanto la Jihad como McWorld van en contra de la democracia.
Es curioso ver cómo la Jihad y McWorld operan con igual fuerza en
direcciones opuestas, una coordinada por odios localistas, otra por mercados
universales, una recreando antiguas fronteras subnacionales y étnicas desde
dentro, otra abriendo desde el exterior las fronteras nacionales.
Podemos decir que las dos tienen algo en común: la anarquía (la ausencia de
una voluntad común bajo la guía de una ley, que llamamos democracia. Cada una
evita a la sociedad civil y desprecia la ciudadanía democrática, ninguna busca
instituciones democráticas alternativas. Su amenaza común es la indiferencia
ante la libertad civil.
Existe una sensación de vida fuertemente individualista. La experiencia
inmediata, la imagen y la sensación se convierten en su religión civil. No les
importa si él u otros tendrán pan o vestidos el día de mañana, lo que les
preocupa es el tipo de pan o de vestido o el programa de ordenador o el coche
que tiene o desearía tener.
La cultura del bienestar nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace
insensible al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón que son
bonitas, pero efímeras, son la ilusión de lo provisional, que lleva a la
indiferencia. En este mundo de la globalización, hemos caído en la
globalización de la indiferencia. La globalización de la indiferencia nos hace
innominados, responsables anónimos y sin rostro.
Podemos decir que hay una tarea por hacer. Consiste, desde mi punto de
vista en re-iluminar el espacio público para una sociedad civil eclipsada. Se
podría buscar una tercera vía entre mercados privados y el estado coercitivo,
entre el individualismo anárquico de McWorld y el comunitarismo dogmático de
Jihad. O incentivar la educación cívica que se encuentra en la misma base de la
democracia. Todo sistema democrático que prescinda de esta necesidad acabará
haciendo desvanecerse la racionalidad democrática de sus instituciones. La
democracia carece de plenitud sin ciudadanos formados cívicamente. Educación y
democracia están indisolublemente unidas. Por eso para Benjamin R. Baber la
regeneración de la democracia, con sus contenidos reales de participación
política, pasa necesariamente por la educación. Enseñar democracia es servir a
la comunidad.
- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SEGLAR DE CATALUNYA.
ANY 24 – MARÇ 2019 - NÚM. 220.
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SEGLAR DE CATALUNYA.
ANY 24 – MARÇ 2019 - NÚM. 220.