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Desde mi rincón: “UNA MIRADA AL MUNDO DE LA GLOBALIZACIÓN”




Francisco Javier Conejo, ofs




Jihad vs. McWorld: cómo el globalismo y el tribalismo están remodelando el mundo es un libro de 1995 del científico político estadounidense Benjamin Barber, en el que expone una teoría que describe la lucha entre "McWorld" (la globalización y el control corporativo del proceso político) y " Jihad " (término árabe para "lucha", aquí modificado para significar tradición y valores tradicionales, en forma de nacionalismo extremo u ortodoxia religiosa y teocracia). Benjamín Barber cuestiona de manera similar el impacto de la globalización económica y sus problemas para la democracia.

La globalización también llega a la cultura. Toda persona nace en un grupo humano que le va haciendo vivir experiencias relativas a la supervivencia, la convivencia y el sentido (ámbitos tecno-económico, sociopolítico y cultural).

B. Barber habla de McWorld y la Jihad como metáforas, respectivamente, de la integración global y de la trivialización del mundo. McWorld, hace referencia al mundo homogeneizado por la cultura de la velocidad y de la inmediatez. La Jihad, como de anti-universalistas.

B. Barber defiende que tanto la Jihad como McWorld van en contra de la democracia.

Es curioso ver cómo la Jihad y McWorld operan con igual fuerza en direcciones opuestas, una coordinada por odios localistas, otra por mercados universales, una recreando antiguas fronteras subnacionales y étnicas desde dentro, otra abriendo desde el exterior las fronteras nacionales.

Podemos decir que las dos tienen algo en común: la anarquía (la ausencia de una voluntad común bajo la guía de una ley, que llamamos democracia. Cada una evita a la sociedad civil y desprecia la ciudadanía democrática, ninguna busca instituciones democráticas alternativas. Su amenaza común es la indiferencia ante la libertad civil.

Resultado de imagen de jihad vs mcworldMcWord es un producto global de la cultura popular conducida por el comercio expansionista. Podemos decir que utiliza la cultura como mercancía y la indumentaria como ideología. Utiliza a las personas, les hace sentir y vivir experiencias falsas, prefabricadas. Quien utiliza sus productos hacen que se identifiquen con celebridades o sientan las vibraciones de los motores de los coches o motos no sólo conducirlos. Podemos decir que es la “estética de lo cotidiano”. Las cosas cotidianas (vestidos, diversiones, coches, tiempo libre…) les conducen a la vida de la calidad, de la aventura: que sean bellos y provoquen sensaciones placenteras.

Existe una sensación de vida fuertemente individualista. La experiencia inmediata, la imagen y la sensación se convierten en su religión civil. No les importa si él u otros tendrán pan o vestidos el día de mañana, lo que les preocupa es el tipo de pan o de vestido o el programa de ordenador o el coche que tiene o desearía tener.

La cultura del bienestar nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensible al grito de los otros, nos hace vivir en pompas de jabón que son bonitas, pero efímeras, son la ilusión de lo provisional, que lleva a la indiferencia. En este mundo de la globalización, hemos caído en la globalización de la indiferencia. La globalización de la indiferencia nos hace innominados, responsables anónimos y sin rostro.

Podemos decir que hay una tarea por hacer. Consiste, desde mi punto de vista en re-iluminar el espacio público para una sociedad civil eclipsada. Se podría buscar una tercera vía entre mercados privados y el estado coercitivo, entre el individualismo anárquico de McWorld y el comunitarismo dogmático de Jihad. O incentivar la educación cívica que se encuentra en la misma base de la democracia. Todo sistema democrático que prescinda de esta necesidad acabará haciendo desvanecerse la racionalidad democrática de sus instituciones. La democracia carece de plenitud sin ciudadanos formados cívicamente. Educación y democracia están indisolublemente unidas. Por eso para Benjamin R. Baber la regeneración de la democracia, con sus contenidos reales de participación política, pasa necesariamente por la educación. Enseñar democracia es servir a la comunidad.


- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SEGLAR DE CATALUNYA.
ANY 24 – MARÇ 2019 - NÚM. 220.