La importancia de la formación en la OFS:
El discernimiento y el formador.
FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS
Con demasiada frecuencia, especialmente en el pasado, se entraba en la Orden sólo “porque se era buena persona” o por simpatía hacia algún fraile, o por simpatía hacía san Francisco. A menudo, aún hoy, se entra en la Orden porque nos sentimos solos, o porque existen problemas de socialización o por simple devoción.
Obviamente con esto no basta para profesar en la
OFS….
A lo largo de la historia de la Orden las mayores
crisis han venido por admitir sin mayores exigencias. Jaime Zudaire ofmcap. Nos
dice en el libro “En seguimiento a Cristo con Francisco de Asís: “La falta
de vitalidad de las fraternidades se atribuía al gran número de terciarios
admitidos sin mayor exigencias, a la falta de formación, a pesar de las
repetidas consignas de los Papas, y a dos actitudes: la excesiva dependencia de
los terciarios respecto de los religiosos y a la falta de compromiso en el
campo social”. Actualmente muchos de los conflictos que se detectan en las
fraternidades locales son por una falta de formación o una mala formación.
- Hermanos que profesan y en un tiempo
dejar de asistir a la fraternidad.
- Dificultades en algunas fraternidades para
encontrar hermanos que cojan un servicio.
- O al contrario, hermanos que llegan a un servicio y se
apegan al cargo y no hay manera de que lo dejen.
Me gustaría centrarme en la palabra formación. Qué significa. La palabra formación viene del latín forma (figura, imagen). Forma-ción: el sufijo latino-ción indica acción y efecto, así, formación es la acción y efecto de formar. La formación es acción que da forma. La palabra forma implica un sentido de armonía, belleza, en consecuencia, formar y formación significan dar forma a lo que no lo tiene o a lo que no está bien y debe ser mejorado o perfeccionado. La misma palabra forma nos hace pensar en la expresión forma de vida. Y en nuestro caso, franciscanos seculares es formar en la vida evangélica en comunión fraterna.
Los candidatos que vienen, cristianos, en
principio ya tienen el ideal de vivir el Evangelio. El ser franciscano Secular
además de vivir el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, es vivirlo al estilo
de San Francisco y en Fraternidad.
Art. 3.3 de las CC.GG. “La vocación a la OFS es
una llamada a vivir el Evangelio en comunión fraterna. Con este fin, los
miembros de la OFS se reúnen en comunidades eclesiales, que se llaman
Fraternidades”.
Entrar en una “forma de vida” como la franciscana
secular no es una opción más. Es el resultado de una preciosa llamada de Dios a
ser tales para una finalidad bien precisa. Llegar a ser Franciscanos Seglares
es, y debe ser, sólo el fruto de una auténtica vocación. A ella se corresponde
una misión precisa, en comunión con toda la Familia
franciscana, que es sostenida por el mismo carisma de Francisco que nos capacita
para cumplir su misma misión en nuestro estado de seglares. Es necesario
redescubrir y vivir esta dimensión para que la Orden viva enteramente de la
gracia de la vocación en todos y cada uno de sus miembros. Cuando el Señor
llama nos saca de nuestra zona de confort y solemos responder a la llamada con
evasivas o con excusas. A lo largo de la historia de salvación le ha pasado a
muchos profetas: Jeremías: “Señor que soy muy joven”; Moisés: “Señor que no sé
hablar delante del faraón”.
El Papa Francisco, en su
exhortación apostólica Gaudete et Exultate nos dice acerca del
discernimiento: “…el discernimiento espiritual no excluye los aportes de
sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales. Pero
las trasciende. Ni siquiera le bastan las sabias normas de la Iglesia.
Recordemos siempre que el discernimiento es una gracia. Aunque incluya la razón
y la prudencia, las supera, porque se trata de entrever el misterio del
proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno y que realiza en
medio de los más variados contextos y límites. No está en juego solo el
bienestar temporal, ni la satisfación de hacer algo útil, ni siquiera el deseo
de tener la conciencia tranquila. Están en juego el sentido de mi vida ante el
Padre que me conoce y me ama, el verdadero para qué de mi existencia que nadie
conoce mejor que él. El discernimiento, en definitiva, conduce a la fuente
misma de la vida que no muere, es decir, conocer al Padre, el único Dios
verdadero, y al que ha enviado: Jesucristo. No requiere de capacidades
especiales ni está reservado a los más inteligentes o instruidos, y el Padre se
manifiesta con gusto a los humildes.”
La vocación a la Orden
Franciscana Secular es una vocación específica. Y los que sientan una llamada,
o les atraiga la Orden Franciscana Secular, han de pasar por el proceso del
discernimiento vocacional. En este proceso tenemos que tener presente, como nos
indica el artículo 37,2 “…que el Espíritu Santo es el principal agente de
la formación, y atentos siempre a colaborar con Él, los responsables de la
formación son: el propio candidato, la Fraternidad entera, el Consejo con el
Ministro, el Maestro de formación y el Asistente”. En este camino, la
figura del formador es importante, pues ayudará al aspirante en este
discernimiento vocacional. Aunque sea de puntillas, creo que es importante dar
algunas pinceladas sobre el formador: Las directrices para la Formación de la
OFS nos dicen que cuando tenemos que elegir a un hermano para el servicio de la
formación, tenemos que tener en cuenta que sean sociológicamente, culturalmente
y espiritualmente responsables. Sociológicamente: el formador
debe ser maduro, bien-equilibrado, que sepa controlar sus impulsos, abierto al
diálogo, de buen juicio y capaz de aplicar y expresar lo que él o ella ha
aprendido.
Desde el punto
de vista cultural: debe saber metodología, ser capaz de
transmitir y tener buenas aptitudes comunicativas. Espiritualmente: Debe
ser coherente, buen testigo, fiel al carisma franciscano, de buen carácter.
El formador perfecto es la suma
de las cualidades de todos los hermanos.
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 26 – SETEMBRE 2021 - NÚM. 247.