LA IMPORTANCIA DE LA FORMACION EN LA OFS.
El Papel de la Fraternidad en el itinerario formativo.
FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS
Desde mi punto de vista para ver el papel de la fraternidad tenemos que ir
a la Regla:
Todos conocemos de memoria la definición de Fraternidad local contenida en
el art. 22 de la Regla: “Primera célula de toda la Orden… signo visible de la
Iglesia… comunidad de amor…” Donde desarrollamos nuestra vocación de
franciscanos seglares.
Para explicitar estas afirmaciones básicas, las Constituciones Generales en
el art. 30.2 precisan como debe ser vivida la pertenencia a la Fraternidad: “El
sentido de corresponsabilidad de los miembros exige la presencia personal, el
testimonio, la oración, la colaboración activa, según las posibilidades de cada
uno y los eventuales compromisos para la animación de la Fraternidad”. Para no
hacer discursos teóricos, creo que es importante que nos detengamos y
“desmenucemos” las “exigencias” de la corresponsabilidad. Así pues, veamos:
1. La presencia personal, o sea la participación frecuente (¡no opcional!)
a los encuentros de la Fraternidad, que no pueden ser más las famosas
“reuniones mensuales”, sino más bien “encuentros frecuentes”, organizados por
el Consejo para estimular a cada uno a la vida de fraternidad y para un
crecimiento de vida franciscana y eclesial (Regla n. 24);
2. El testimonio, de vida evangélica y de vida fraterna, incluso como medio
de promoción vocacional ( Regla n. 23 e C.C. G.G. art.37.3);
3. La oración, que es el alma de esta “comunidad de amor” (Regla n. 8);
4. La colaboración activa, de todos y de cada uno, para el buen
funcionamiento de la Fraternidad, para el desarrollo dinámico y participativo
de las reuniones, para la realización de sus iniciativas caritativas y de
apostolado (C.C. G.G. art. 53.3);
5. Los eventuales compromisos en la animación de la Fraternidad, en
particular, cuando uno se convierte en candidato para tal o cual
oficio/servicio (C.C. G.G. art. 31.4);
6. La contribución económica, en la medida de las posibilidades de cada
miembro (C.C. G.G. art. 30.3), para proporcionar los medios financieros
necesarios para la vida de la Fraternidad y para sus obras de culto, de
apostolado y caritativas.
Cuando un candidato toma contacto con una fraternidad local, los hermanos
tienen que vivir su vocación con esta corresponsabilidad.
Pero me atrevería a decir que con todo, con esto no basta: la
corresponsabilidad compromete a todos los miembros a hacerse cargo del
“bienestar” humano y espiritual de cada uno de los hermanos (CC. GG. art.
42.4):
Ninguno debe ser dejado solo frente a sus problemas y a sus dificultades,
sino que en la Fraternidad debe encontrar ayuda (incluso material), apoyo,
alivio.
En sustancia, vivir y obrar hoy en la Fraternidad quiere decir tomar
conciencia de algunos puntos firmes, como: el encuentro con el hermano en su
situación concreta, el acompañamiento de su crecimiento humano, la experiencia
de oración en sus diversas formas, la educación en el compromiso por la
construcción del Reino y un grado de pertenencia eclesial que haga percibir el
sentido de la meta global: el crecimiento y la realización del hombre nuevo en
Cristo (Reg. OFS n. 14).
La fraternidad nace cuando se pasa del yo al nosotros. Pero el “nosotros”
no nace sencillamente del dato de realidad que me dice que además del yo
existen otras personas. Para que se dé el “nosotros” debo aprender a perderme y
encontrarme en otros. Este dinamismo difícil necesita el aprendizaje de la
convivencia, de la coexistencia, del compartir y el convivir. Todo esto se hace
con respeto, escucha, diálogo, amor…
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 27 – FEBRER 2022 - NÚM. 252.