FORMACIÓN: EL FORMADOR.
Francisco Javier Conejo, ofs
El formador para colaborar con el
aspirante en el proceso de discernimiento vocacional tiene que:
- Aplicar lo que has aprendido y transmitirlo a los otros. (Es importante las maneras y formas de transmitirlo).
- Dialogar y compartir en lugar de dar conferencias.
- Ser emocionalmente honesto y conocedor de tus limitaciones personales.
- Intentar entender el significado detrás de las palabras que otros digan, ponerte en el puesto del otro, ser empático.
- Extenderte más allá de tu zona de confort.
- Admitir fracasos y pedir disculpas por los errores.
- Escuchar a otros sin interrumpir o ofrecer soluciones.
- Entender que es posible mejorar, pero saber que la perfección pertenece a Dios.
- Un católico comprometido en crear un mundo más fraterno. El encuentro personal con Dios nos tiene que llevar a la misión.
- Una persona que busque los encuentros personales con Dios en la oración, en la reflexión de los Evangelios, en la Eucaristía…
- Una persona familiarizada con la mayoría de los documentos de la Iglesia, especialmente con los documentos del Concilio Vaticano II y el Catecismo de la Iglesia.
- Desear e intentar vivir el Evangelio.
- Siguiendo a Francisco.
- A través de la conversión del corazón a los evangelios.
- En fraternidad.
- Como miembro de la Iglesia Católica.
- Viviendo un estilo de vida secular.
- En unión vivificadora con todos los miembros de la familia franciscana.
- Familiarizado con las Sagradas Escrituras, la Regla, las Constituciones generales, los Estatutos, el Ritual, los libros y materiales didácticos sobre san Francisco, santa Clara y otros santos Franciscanos.
Es importante valorar al final del itinerario formativo. Es importante que el candidato valore cómo ha ido este camino.
Así el formador busca y contempla en el candidato cómo surge el hombre nuevo y adquiere madurez en Cristo y en la espiritualidad franciscana. Es un testigo de las consolaciones y desolaciones, de cómo la Gracia opera de una manera única en esa persona.
El formador tiene que hacer que el aspirante se interrogue. Para ello (el candidato) tiene que descubrir las motivaciones profundas que lo han llevado a acercarse a la Orden Franciscana Secular. Invitar a continuar el camino a pesar de los cansancios y caídas, si va descubriendo que está llamado a vivir la espiritualidad franciscana en la OFS. Y en conocer, sentir y vivir la fraternidad.
El formador debe ayudar al aspirante a que se introduzca en el misterio de Dios y pueda saborear y reconocer las insinuaciones del Espíritu.
En ocasiones, es importante afirmar que esto o aquello no puede hacerse o es necesario vivirlo de manera distinta, si quiere ser un franciscano secular. Por ejemplo en conductas económicas, no ser ostentoso…
Para ir colaborando con el aspirante en este proceso, el formador tiene que tomar el papel de ACOMPAÑANTE.