FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.
Me ha llamado la atención el discurso que el Papa Francisco dirigió a los participantes en el capítulo general de los Franciscanos M. Conventuales en la audiencia que les concedió en Roma el 17 de junio de este año. He creído oportuno compartirlo porque lo he visto enriquecedor para toda la familia franciscana. En este capítulo fue elegido Ministro general el argentino Fray Carlos Trovarelli.
De lo dicho por el Papa Francisco destaco tres características
que le parecen esenciales para ser testigos de Francisco de Asís en el mundo.
De todas ellas hablamos con mucha facilidad, pero, constatamos que al tenerlas
que vivir en el día a día suponen dificultades
La primera característica es la fraternidad. Lo que
sabemos, por propia experiencia, es que no se aprende a vivirla de una vez para
siempre. El Papa nos dice: “es un aprendizaje continuo”. Este aprendizaje no
crece siempre a mejor, sino que cuando piensas que avanzas, tienes un mal día,
una confusión u otro cúmulo de cosas que te hacen retroceder, tomar conciencia
de que somos limita-dos, que no podemos fiarnos. Es la vida, el trato con los que
tenemos cerca, que nos hacen curtir. Según nos comportemos con las personas con
quienes vivimos avanzamos o retrocedemos.
La segunda característica de la que habla el Papa
Francisco es la minoridad de la que dice que es “una elección difícil porque se
opone a la lógica del mundo”. No es de extrañar que diga que es difícil viendo
el mundo de la política, del poder o del dinero y todo lo que le rodea. Lo
mismo sucede en otros muchos ambientes. También en nuestro mundo particular,
bien pequeño y desconocido para gran parte de las personas, es una tentación de
la que nos debemos examinar frecuentemente y con sinceridad, pues si nos
descuidamos se nos puede contagiar.
Fray Carlos Trobarelli saludado por el Papa Francisco en
la audiencia del 17 de junio.
Mientras nosotros nos debatimos en defender nuestros
espacios de seguridad, de mantener bien alto nuestro amor propio, defender
aquello que creemos que hemos conquistado en la vida, el Papa Francisco nos
recuerda dos textos del Evangelio que son claves para recordarnos una y otra
vez en el vivir de cada día: Uno de Mateo 20,27-28:”No he venido para servir
sino para ser servido” y el otro de Marcos 10,43-44: “El que quiera llegar a
ser grande entre nosotros, será vuestro servidor, y el que quiera llegar a ser
el primero entre todos, será el esclavo de todos”. Textos como otros muchos
fuera de los límites de la razón para la sociedad en la que vivimos.
La tercera de las características que sale en el discurso
es la paz de la que el Papa nos recuerda como San Francisco nos mandaba
predicar “paz y bien”. Una distinción especial de nuestra orden. De nuevo algo
fácil de predicar, pero difícil de vivir sobre todo en el interior de las
diversas fraternidades. En ellas no habrá paz sin reconciliación, sin perdón y
sin misericordia.
Aunque constatemos que nosotros solos naufragamos, cuando
llevamos adelante cada una de estas características debemos de vivirlas
recordándonos como Francisco de Asís, en al inicio de su testamento, nos dice:
«El Señor me dio hermanos» y con esos hermanos, que no hemos escogido, tenemos
que aprender a vivir y hacer un camino de apertura y disponibilidad con el
otro.
Os exhorto – les dice el Papa a los capitulares- a que
alimentéis vuestra fraternidad con el espíritu de la santa oración y devoción.
Según como lo llevemos en nuestra vida se convertirá o no “en una forma de
profecía en la Iglesia y en el mundo”.
- ARTICLE ESCRIT PER FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SEGLAR DE CATALUNYA.
ANY 24 – SETEMBRE 2019 - NÚM. 225.