DESDE EL CORAZÓN DE LA BIBLIA.
PARA LA REFLEXION PERSONAL.
De José Antonio Pagola, de "Grupos de Jesús".
"Venid
a mí los que estáis cansados y agobiados". Mateo 11,25-30
Francisco Javier Conejo Salvador, OFS
En aquel momento
tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las
has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha
sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad
mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi
carga ligera».
Un día, Jesús
desnudó su corazón y descubrió lo que sentía en su interior al ver lo que
estaba ocurriendo. Lleno de alegría alabó a Dios delante de todos: “Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y entendidos, y las has dado a conocer a los sencillos”.
Los “sabios y
entendidos” creen saberlo todo, pero no entienden nada. Tienen su propia visión
docta de Dios y de la religión. No necesitan aprender nada nuevo de Jesús. Su
corazón endurecido les impide abrirse con sencillez y confianza a la revelación
del Padre a través de su Hijo. Con esta actitud no será difícil hacer un
recorrido de conversión. Si ya lo sabemos todo, ¿qué vamos a aprender de Jesús,
de su Padre o de su proyecto del reino de Dios?
La actitud de la
gente sencilla es diferente. No tienen acceso a grandes conocimientos
religiosos, no asisten a las escuelas de los grandes maestros de la ley,
tampoco cuentan mucho en la religión del Templo. Su manera de entender y de
vivir la vida es más sencilla. Ellos van a lo esencial. Saben lo que es sufrir,
sentirse mal y vivir sin seguridad. Por eso se abren con más facilidad y
confianza a Dios que les anuncia Jesús. Están dispuestos a dejarse enseñar por
él. El Padre les está revelando su amor a través de sus palabras y de su vida
entera. Entienden a Jesús como nadie. ¿No es esta la actitud que hemos de despertar
en nosotros?
“Venid a mí todos
los que estáis cansados y agobiados”. Es la primera llamada. Está dirigida a
todos los que viven la religión como un peso, los que se sienten agobiados por
doctrinas complicadas que les impide captar la alegría de un Dios Amigo y
Salvador.
“Cargar con mi yugo…porque es llevadero y mi carga ligera”. Es la segunda llamada. Hay que
cambiar de yugo. Hemos de coger el de Jesús, que hace la vida más llevadera. No
porque Jesús exige menos, sino porque propone lo esencial: el amor que libera a
las personas y despierta en el corazón humano el deseo de hacer el bien y el
gozo de la alegría fraterna.
"Aprender de mí,
que soy manso y humilde de corazón”. Es la tercera llamada. Hemos de aprender a
cumplir la ley y vivir la religión como lo hacía Jesús, con su mismo espíritu.
Jesús hace la vida más clara, más sencilla y más humilde. Libera lo mejor que hay
en nosotros y nos enseña a vivir de manera más digna y humana.
- ¿Me resulta un peso la religión y la moral tal como se viven en nosotros?
- ¿Hay algo que me hace sufrir de manera especial? ¿Qué puedo hacer para vivir con más paz?
- Cuando me encuentro agobiado por los problemas, cansado de seguir luchando, ¿suelo ir a Jesús para encontrar respiro, descanso y aliento nuevo? ¿No necesito aprender a relacionarme con él de otra manera?
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 29 – NOVEMBRE 2024 - NÚM. 281