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FORMACIÓN: ACOMPAÑAR PARA VIVIR - La figura del Acompañante Espiritual – MEDIOS QUE FACILITAN EL ACOMPAÑAMIENTO (1)

Formación: Acompañar para vivir
La figura del Acompañante Espiritual
MEDIOS QUE FACILITAN EL ACOMPAÑAMIENTO (1)

 

Francisco Javier Conejo Salvador, OFS

 

La vida cristiana es el contenido fundamental del acompañamiento, pues esta es la que tiene que ser convertida, iluminada y transformada. El creyente acompañado debe sentir de una u otra forma que su persona y su vida cotidiana son lo fundamental en el diálogo espiritual; en la existencia se da el encuentro de la gracia de Dios y la cooperación humana que propicia la maduración de la personalidad cristiana. Esta maduración comprende ineludiblemente la experiencia de Dios, el descubrimiento de la comunidad, la formación de la conciencia moral, el compromiso social y la llamada vocacional. Estos aspectos estructurantes de la persona no se adquieren de golpe, ni de una vez para siempre, pues el aprendiz necesita ser iniciado, comprender, asimilar, fundamentar, optar y encarnar el nuevo sentido de la existencia. Para poder acompañar la formación integral de la persona resultan de gran interés los siguientes medios:

A).- TIPOS DE ACOMPAÑAMIENTO

Entendemos por acompañamiento la relación de ayuda estable entre el acompañante y el acompañado para discernir juntos la voluntad de Dios respecto del acompañado, y así este pueda alcanzar la plenitud de la vida cristiana (JF. Valderrábano, Planteamiento y justificación del acompañamiento espiritual, Confer 80 (1982).

La ayuda como clarificación, motivación y orientación que un creyente puede recibir de otro se entenderá como mediación del Espíritu Santo, que es el auténtico artífice de la vida interior. La relación de acompañamiento puede presentarse de tres formas distintas según la situación de las personas y el objetivo principal de la misma relación de ayuda.

1. ACOMPAÑAMIENTO ORDINARIO. Es fruto de la preocupación constante del acompañante por los componentes de su grupo. Periódicamente se entrevistará con cada catequizando para interesarse por los diferentes aspectos de su vida (familia, estudios, relaciones, etc.) que tengan que ver con la fe; especialmente comentarán cómo va comprendiendo los temas que tratan, las relaciones con los demás componentes del grupo, la vida de oración, el proyecto de vida y los problemas o dificultades que van surgiendo y que se desean compartir.

Conviene que este diálogo espiritual se realice unas tres veces al año. En general, los catequizados valoran la atención personal que los animadores de grupo les prestan en estos momentos.

2. ACOMPAÑAMIENTO SISTEMÁTICO. La sistematicidad de este tipo de acompañamiento viene marcada por las etapas del seguimiento de Jesús y sus respectivas actitudes. Consiste en recorrer en la propia historia el camino que Jesús hizo en obediencia a la voluntad del Padre y entrega a los hermanos.

Se acompaña la comunión en la vida y misión de Jesús para llegar así al encuentro con el Padre y con los hermanos. Los momentos significativos de este itinerario de fe son la conversión, el estar con Cristo para conocer la voluntad del Padre y el compromiso con los más necesitados, la opción por la comunidad de fe y el compromiso con el Reino.

Cada una de las etapas significativas del seguimiento van pidiendo actitudes nuevas que únicamente se pueden dar desde el sentirse alcanzado por la persona, mensaje y causa de Jesús. Esta identificación con la persona de Jesucristo lleva a la disponibilidad vocacional; un aspecto constitutivo del acompañamiento sistemático es el discernimiento vocacional, desde la actitud de disponibilidad a lo que Dios quiera, expresado a través de las urgencias de la comunidad eclesial y de los más necesitados.

El acompañamiento pondrá constantemente en relación los aspectos de la madurez humana y la madurez cristiana. En la medida en que se necesiten, según la situación y sensibilidad de cada persona, se abordarán los temas oportunos para un crecimiento armónico en la fe, sin retrocesos ni lagunas.



3. ACOMPAÑAMIENTO EXTRAORDINARIO. Es aquel que se realiza en situaciones especiales, por las opciones que va a tomar la persona o por situaciones especialmente problemáticas en el aspecto psicológico, moral o religioso. En estos casos se requiere la presencia del especialista en uno u otro campo y, con frecuencia, los datos que puede aportar un psicodiagnóstico.

En el campo de la catequesis y de la pastoral estamos llamados a atender los dos primeros tipos de acompañamiento. El primero de ellos, el acompañamiento ordinario, pertenece a los catequistas; ahora bien, difícilmente un catequista puede acompañar a otros si a su vez no es acompañado.

Sería deseable que los catequistas de adolescentes y jóvenes vivieran el acompañamiento sistemático; aquí es donde los sacerdotes, religiosos y laicos cualificados pueden desempeñar una función muy valiosa y necesaria.

Conviene distinguir el sacramento de la reconciliación y el acompañamiento espiritual, aunque puede vivirse de forma relacionada. El sacramento de la reconciliación es para el perdón de los pecados, situado en el proceso de conversión. El acompañamiento espiritual se refiere a otros muchos aspectos de la vida, tales como las experiencias, sentimientos, dificultades, dudas, criterios, etc., en la formación de la personalidad cristiana; con frecuencia el diálogo espiritual concluye con la celebración del sacramento de la reconciliación.

(“Acompañar para vivir” de Fray Buiza)



- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 28 – DESEMBRE 2023 - NÚM. 271.