TRÁNSITO DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS
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TRÁNSITO DE NUESTRO PADRE SAN FRANCISCO DE ASÍS
Hoy celebramos y recordamos el día en que San Francisco de Asís transitó de esta vida a la Eterna, entregando en total alegría su alma a Dios la tarde del 3 de octubre de 1226.
Francisco vio minorar su salud semanas atrás, por ello pidió a sus discípulos lo llevaran a la casa donde vio nacer su Orden (La Porciúncula); de camino pidió se detuvieran un momento y bendijo a su ciudad natal, Asís.
Tiempo después, al agravarse su estado y ser revisado por el doctor, meser Bongiovanni, el Santo le preguntó: “¿Qué te parece mi enfermedad?”, a lo que el médico respondió: “Ánimo, vamos, hermano bendito, curarás por la gracia del Señor”. Pero San Francisco, no dejándose engañar por esta mentira piadosa, le dijo: “Dime la verdad. No soy tan pusilánime como para temer la muerte, que la deseo ardientemente”. Entonces el médico le dijo: “Padre Francisco, según la ciencia tu enfermedad es incurable y creo que hacia fines de septiembre o principios de octubre morirás”. Entonces El Santo exclamó: “Bienvenida, mi hermana muerte!. Y al momento compuso la letra para que la Hermana Muerte se añadiera al Cántico de las criaturas -hecho por él- con el que alababa a Dios, junto al resto de la creación. La estrofa dice lo siguiente:
"Alabado seas, mi Señor, por la hermana Muerte corporal,
de la que ningún hombre viviente puede escapar:
¡Ay de aquellos que morirán en los pecados mortales!
¡Dichosos los que encontrará en tu santísima voluntad,
porque la muerte segunda no les hará mal"
En su lecho, San Francisco experimentó en varias ocasiones éxtasis, escuchando hermosas melodías que lo invitaban a unirse al Reino; y frecuentemente fue consolado en sus dolores por la Madre de Dios. A sus hermanos les pedía cantaran el Cántico de las criaturas para glorificar al Padre. Cuando sintió que la muerte estaba cerca, pidió a sus hermanos lo acostaran desnudo sobre la tierra, y así falleció la tarde del 3 de octubre de 1226.
Después de un rato fue llevado a la iglesia de Santa María de los Ángeles. A la mitad del camino su féretro se presentó ante Sta. Clara a Asís y las hermanas pobres, quienes lloraron con gran tristeza su partida.