DESDE EL CORAZÓN DE LA BIBLIA.
PARA LA REFLEXION PERSONAL.
De José Antonio Pagola, de "Grupos de Jesús".
Francisco Javier Conejo Salvador, ofs
La
barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las
olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino El
hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el
mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.
Pero, al instante les habló Jesús diciendo: « ¡Animo!, que soy yo; no temáis.»
Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» «
¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas,
yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como
comenzara a hundirse, gritó: « ¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la
mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la
barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él
diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»
Eran
tiempos difíciles para la joven comunidad cristiana en la que Mateo escribía su
Evangelio. Se había enfriado el entusiasmo de los primeros tiempos. Los
conflictos y tensiones con los judíos eran fuertes. ¿Se hundiría la fe de
aquellos creyentes? Lo primero que necesitaban era descubrir la presencia de
Jesús en medio de la crisis.
Los
cristianos que escuchan este relato lo entienden enseguida. Conocen el lenguaje
de los salmos y saben que “las aguas profundas”, “la tempestad”, “las tinieblas
de la noche”… son símbolo de inseguridad, angustia e incertidumbre. ¿No es esta
la situación de aquellas fraternidades, comunidades, amenazadas desde fuera por
el rechazo y la hostilidad, y tentadas desde dentro por el miedo y la poca fe? ¿No
es esta nuestra situación?
Jesús
les parece un “fantasma”, algo no real, una ilusión falsa… Los miedos en la
comunidad cristiana son uno de los mayores obstáculos para reconocer a Jesús y
seguirlo con fe como “Hijo de Dios” que nos acompaña y nos salva en las crisis.
Jesús
les dice las tres palabras que necesitan escuchar: “Ánimo. Soy yo. No tengáis
miedo”. “Ánimo”: Jesús viene a infundir ánimo y sembrar esperanza en el mundo.
“Soy yo”: no es un fantasma, sino alguien vivo, lleno de fuerza salvadora. “No
tengáis miedo”: hemos de confiar y aprender a reconocerlo junto a nosotros en
medio de las crisis, peligros y dificultades.
Pedro
bajó de la barca y “se pudo a caminar sobre las aguas yendo hacia Jesús”. Esto
es esencialmente la fe cristiana. “Caminar hacia Jesús, dar pasos día a día
orientando nuestra vida hacia él. “Sobre las aguas”, sin otro apoyo firme que
no sea su Palabra. Sostenidos por su presencia misteriosa en nuestra vida.
¿Estamos dispuestos a hacer esta experiencia?
Jesús,
que está atento y pendiente de Pedro, no permanece indiferente a este grito.
Según el relato, “le tiende su mano”, “lo agarra”, y “le dice”: “Hombre de poca
fe, ¿por qué has dudado?”. Tal vez en medio de la crisis y de la noche cuando
aprendemos a creer con más verdad en la fuerza salvadora que se encierra en
Jesús.
- ¿Dónde
y cómo puedo yo sentir la mano tendida de Jesús que me agarra y me quita los
miedos y no deja que me hunda?
- ¿Qué
estamos aportando a la sociedad y a la Iglesia los que escuchamos el Evangelio
de Jesús? ¿Ánimo o desaliento? ¿Esperanza o pesimismo? ¿Palabras o compromiso?
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 29 – SETEMBRE 2024 - NÚM. 279