Etiquetes

DESDE MI RINCÓN (Octubre 2020)

 FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS



  Hoy me gustaría compartir con vosotros la importancia del discernimiento espiritual.

  La necesidad de buscar el bien y distinguirlo del mal en este mundo, la necesidad de descubrir incluso más el bien que el mal, de distinguir entre lo bueno y lo menos bueno, entre lo más bueno y lo óptimo, a partir de indicios que nos vienen dados por la misma realidad desde fuera y que no son simplemente elegidos desde cada uno de nosotros, todo esto me parece que es algo esencial, constitutivo, del ser humano como ser orientado a actuar con libertad y responsabilidad en relación con Dios, si uno es creyente, y en relación con el entorno y con los demás aunque no fuera creyente.

  Yo, como creyente, ya lo experimento en el día a día, de ir haciendo discernimiento ante acontecimiento del día a día, unas veces más acertadas que otras.

  Creo que en la vida cristiana debe ser una actitud básica y hasta particularmente característica. La enseñanza práctica de Jesús es que no hemos de regular nuestra conducta solamente por un código preestablecido, sino por el ejercicio responsable de la libertad de Hijos de Dios. San Pablo no se cansa de proclamar que hay que vivir la relación con el Padre desde nuestra libertad de hijos, cosa que supone que los hijos buscan responsablemente “discernir” cuál es la voluntad del Padre.

  San Pablo a los Filipenses 1,9-10, dirá: que la vida cristiana es “discernir lo que es mejor y quedarse con ello”. Esto es lo que corresponde a un comportamiento de hijos: qué es lo que puedo hacer en cada situación concreta, individual, personal, que sea más agradable al Padre.

  A veces los creyentes no queremos asumir la responsabilidad de la filiación y de la libertad, por buscar una seguridad cómoda y fácil.

 Tenemos que realizar el designio de Dios en la situación histórica concreta, en los acontecimientos que se nos presentan en el día a día, situaciones cambiantes en las que cada uno de nosotros nos toca vivir. Por eso hay que estar constantemente en discernimiento. El discernimiento no se hace una vez para siempre. La manera concreta cómo yo he de seguir viviendo el seguimiento de Jesús dependerá de la situación concreta que me vaya encontrando.

  Estamos en tiempos de subjetivismos e individualismos, en los que todo el mundo busca disponer de sí mismo sin referencia a nada que esté por encima o al lado de él, es decir, en autonomía absoluta, poniendo los propios deseos como voluntad suprema. Por otro lado, nunca como ahora, estamos tan condicionados por innumerables mensajes que recibimos de fuera, bombardeados constantemente por los medios de comunicación social y por los sistemas de vida social, en los que todos estamos dependiendo de todos, hasta el punto de casi es imposible zafarse de los que todo el mundo hace, dice o piensa. El discernimiento tiene un especial valor contra esta voluntad de ser yo el centro absoluto sin consideración a nadie. El discernimiento nos debe hacer ser capaces de ser críticos con respecto al pensamiento global, al pensamiento único.


- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – OCTUBRE 2020 - NÚM. 237.

UNA MIRADA AGRADECIDA.


Francisco Pesquera, ofmconv.


Me avisaron que una persona que conozco desde hace varios años, estaba enferma: una de esas personas con la que coincidí en la labor pastoral y que, con los años, el tiempo y las circunstancias, se me había quedado en el recuerdo. 


Pensé llamarla para saludarla y preguntarle cómo se encontraba. En aquellos años el teléfono móvil era poco usado y la comunicación era por el teléfono fijo. Para buscar su número tuve que acudir a una vieja agenda que aún conservo. 


Hacía mucho tiempo que no usaba esta agenda y comencé a repasar los nombres de todas las personas que en ella había apuntado y descubrí los años y las personas que habían pasado desde entonces. Algunos ya habían fallecido, otros apenas recordados por algo que hicimos juntos, otros los recordaba con mucho cariño, habíamos vivido momentos delicados, problemas, en aquellos momentos difíciles y delicados de resolver, entretejidos con actividades de la parroquia unas de programación de catequesis o pastorales y otras de carácter lúdico, festivo. Unas y otras nos habían unido e, incluso, habíamos creado un sentimiento de familiaridad, pero el modo de vivir itinerante de hoy en día y las obligaciones de cada uno nos separaron. El tiempo se encargó de dejarlo en la nostalgia. 




De muchos sigo sabiendo de ellos, saludándonos cariñosamente cuando nos vemos, de otros conservo una relación casual, en momentos determinados. Sólo con algunos hemos mantenido con fidelidad una amistad seria y fructifica que nació entonces y que con el tiempo hemos ido madurando. Quizá haya sido el tener inquietudes similares lo que facilitó que nos sigamos manteniendo unidos, preocupados los unos por los otros. 


Entre unas experiencias y otras se va entretejiendo la vida. Algunas dejan heridas que con el tiempo nos han podido hacer crecer en la experiencia; otras ilusionantes, positivas, que nos ayudan a mantener la esperanza y caminar con ilusión. La mayoría quedan olvidadas o borrosas en el tiempo. 


Gracias a las amistades que hemos mantenido, a los momentos recordados con fuerza, a los buenos consejos que hemos seguidos, incluso los viajes y las pequeñas cosas de la vida es con lo que hemos crecido y es lo que debemos seguir cultivando. De esta manera hemos pasado las diversas etapas de la vida que nos invita a preguntarnos ¿Qué nos ha quedado de cada una de ellas? 



Todos sabemos que el hilo fuerte, irrompible, que ha dirigido toda esta experiencia vivida, todas las personas que hemos conocidos, todos los momentos y ocasiones que nos han servido en la vida para crecer, es el hilo de la fe que nos ha ayudado a asumir las cosas negativas, y nos ha hecho reconocer y agradecer las positivas. Es basándonos en esta fe que podemos recordar nuestra historia con una mirada agradecida.


- ARTICLE ESCRIT PER FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – SETEMBRE 2020 - NÚM. 236.



DESDE MI RINCÓN. (Julio 2020)

FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS















Hoy me gustaría compartir con vosotros una historia, una especie de cuento que nos podemos aplicar a nosotros mismos y a nuestras fraternidades. Se titula: la vaca.

La historia cuenta que un viejo maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos la razón por la cual muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad y no logran superar los obstáculos que les impiden triunfar. No obstante, para el maestro la lección más importante que podía aprender el joven discípulo era observar lo que sucede cuando finalmente nos liberamos de aquellas ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.

Para impartir su lección al joven, el maestro decidió que aquella tarde visitaran juntos algunos de los parajes más pobres de la provincia. Después de caminar un largo rato encontraron el vecindario más triste y desolador de la comarca y se dispusieron a buscar la más humilde de todas las viviendas. Aquella casucha a medio derrumbarse, que se encontraba en la parte más alejada del caserío era, sin duda alguna, la más pobre de todas. Sus paredes se sostenían en pie de milagro aunque amenazaban con venirse abajo en cualquier momento; el improvisado techo dejaba filtrar el agua, y la basura y los desperdicios se acumulaban a su alrededor dándole un aspecto decrépito y repulsivo. Sin embargo, lo más sorprendente de todo era que en aquella casucha de apenas seis metros cuadrados vivían ocho personas.

Curiosamente, en medio de este estado de penuria y pobreza total la familia contaba con una sola posesión extraordinaria bajo tales circunstancias, una vaca. Una flacuchenta vaca cuya escasa leche le proveía a la familia un poco de alimento para sobrevivir. La vaca era la única posesión material con la que contaban y lo único que los separaba de la miseria total. Y allí, en medio de la basura y el desorden, el maestro y su discípulo pasaron la noche. Al día siguiente, muy temprano, asegurándose de no despertar a nadie, los dos viajeros se dispusieron a continuar su camino. Salieron de la morada, pero, antes de emprender la marcha, el anciano maestro le dijo en voz baja a su discípulo: 
- Es hora de que aprendas la lección que nos trajo a estos parajes.

Ante la incrédula mirada del joven, y sin que éste pudiera hacer algo para evitarlo, súbitamente el anciano sacó una daga que llevaba en su bolsa y de un solo tajo DESPEÑÓ a la pobre vaca que se encontraba atada a la puerta de la vivienda. -
¿Qué has hecho maestro? –dijo el joven susurrando angustiadamente para no despertar a la familia-. ¿Qué lección es ésta que deja a una familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar esta pobre vaca que era su única posesión? 
Sin inmutarse ante la preocupación de su joven discípulo y sin hacer caso de sus interrogantes, el anciano se dispuso a continuar su marcha. Así pues, dejando atrás aquella macabra escena, maestro y discípulo partieron. El primero, aparentemente indiferente ante la suerte que le esperaba a la pobre familia por la pérdida del animal. Durante los días siguientes al joven le asaltaba una y otra vez la nefasta idea de que, sin la vaca, la familia seguramente moriría de hambre. ¿Qué otra suerte podía correr tras haber perdido su única fuente de sustento? 

La historia cuenta que, un año más tarde, los dos hombres decidieron pasar nuevamente por aquel paraje para ver qué había ocurrido con la familia. Buscaron en vano la humilde vivienda. El lugar parecía ser el mismo, pero donde un año atrás se encontraba la ruinosa casucha ahora se levantaba una casa grande que, aparentemente, había sido construida recientemente. Se detuvieron por un momento para observar a la distancia, asegurándose que se encontraran en el mismo sitio. Lo primero que pasó por la mente del joven fue el presentimiento de que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado duro para aquella pobre familia. Muy probablemente, se habían visto obligados a abandonar aquel lugar y una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de éste y había construido una mejor vivienda. ¿A dónde habrían ido a parar aquel hombre y su familia? ¿Qué habría sucedido con ellos?

Cuál no sería su sorpresa cuando, del interior de la casa, vio salir al mismo hombre que un año atrás les había dado posada. Sin embargo, su aspecto era totalmente distinto. Sus ojos brillaban, vestía ropas limpias, iba aseado y su amplia sonrisa mostraba que algo significativo había sucedido. El joven no daba crédito a lo que veía. ¿Cómo era posible? ¿Qué había acontecido durante ese año? Rápidamente se dispuso a saludarle para averiguar qué había ocasionado tal cambio en la vida de esta familia.

-Hace un año, durante nuestro breve paso por aquí –dijo el joven- fuimos testigos de inmensa pobreza en la que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este tiempo para que todo cambiara? 

El hombre, que ignoraba que el joven y su maestro habían sido los causantes de la muerte de la vaca, les contó cómo, casualmente el mismo día de su partida, algún maleante, envidioso de su escasa fortuna, había despeñado salvajemente al pobre animal. El hombre les confesó a los dos viajeros que su primera reacción ante la muerte de la vaca fue de desesperación y angustia. Por mucho tiempo, la leche que producía la vaca había sido su única fuente de sustento. Más aún, poseer este animal les había ganado el respeto de los vecinos menos afortunados quienes seguramente envidiaban tan preciado bien. 

-Sin embargo –continuó el hombre- poco después de aquel trágico día, nos dimos cuenta que, a menos que hiciéramos algo, muy probablemente nuestra propia supervivencia se vería amenazada. Necesitábamos comer y buscar otras fuentes de alimento para nuestros hijos, así que limpiamos el patio de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y sembramos hortalizas y legumbres para alimentarnos. -Pasado algún tiempo, nos dimos cuenta que la improvisada granja producía mucho más de lo que necesitábamos para nuestro sustento, así que comenzamos a venderle algunos vegetales que nos sobraban a nuestros vecinos y con esa ganancia compramos más semillas. Poco después vimos que el sobrante de la cosecha alcanzaba para venderlo en el mercado del pueblo. Así lo hicimos y por primera vez en nuestra vida tuvimos dinero suficiente para comprar mejores vestidos y arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva. Es como si la trágica muerte de nuestra vaca, hubiese abierto las puertas de una nueva esperanza. 

El joven, quien escuchaba atónito la increíble historia, entendió finalmente la lección que su sabio maestro quería enseñarle. Era obvio que la muerte del animal fue el principio de una vida de nuevas y mayores oportunidades. 
El maestro, quien había permanecido en silencio escuchando el fascinante relato del hombre, llevó al joven a un lado y le preguntó en voz baja: 
- ¿Tú crees que, si esta familia aún tuviese su vaca, habría logrado todo esto? 
-Seguramente no– respondió el joven. 
- ¿Comprendes ahora? La vaca, además de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de conformismo y mediocridad. Cuando ya no contaron más con la falsa seguridad que les daba sentirse poseedores de algo, así sólo fuera una flacucha vaca, tomaron la decisión de esforzarse por buscar algo más. 
-En otras palabras, la vaca, que para sus vecinos era una bendición, les daba la sensación de no estar en la pobreza total, cuando en realidad vivían en medio de la miseria. 
-¡Exactamente!– respondió el maestro-. Así sucede cuando tienes poco, porque lo poco que tienes se convierte en una cadena que no te permite buscar algo mejor. El conformismo se apodera de tu vida. Sabes que no eres feliz con lo que posees, pero tampoco eres totalmente miserable.

• ¿Cuál es la vaca de tu vida? ¿Qué es lo que no te hace crecer? ¿Cómo despeñarla?
• ¿Cuál es la vaca de tu fraternidad? ¿Qué es lo que no deja crecer a tu fraternidad? ¿Cómo despeñarlo?

- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – JULIOL 2020 - NÚM. 235.

ANTE LAS DIFICULTADES TRIUNFA LA SOLIDARIDAD.

FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.


Muchas veces nos quejamos del egoísmo, la insolidaridad, la falta de sensibilidad de las personas que nos rodean. Una y otra vez, en la catequesis o, los sacerdotes en la homilía comentamos textos del Evangelio ahondando en que nos preocupemos y seamos solidarios unos por otros.

Una manera de motivar a estas actitudes básicas del cristiano se encuentra en hacer aflorar los testimonios de vida e inquietudes, de los que se encuentran ayudando a los demás. A partir de ellos puede venir la reflexión de lo que uno hace y la conversión para tomar decisiones y ponernos a colaborar nosotros.

Esto lo digo pensando en dos películas que se han estrenado últimamente sobre un mismo tema: La discapacidad intelectual y el autismo.

En el 2018 “Campeones” de Javier Fesser. La historia muestra cómo Marco (Javier Gutiérrez), un entrenador de baloncesto, que debido a sus numerosos problemas profesionales y personales es condenado a hacerse cargo de un equipo compuesto por personas de discapacidad intelectual. Mientras cumple su pena entre enfados y sorpresas llega a cambiar su vida. Es una película amable, llena de anécdotas y vivencias que nos hacen reflexionar, no nos dejan indiferentes.


Este mismo año hemos podido ver, unas semanas antes del confinamiento, una película aún más dura con la realidad: “Especiales” de Olivier Nakache y Éric Toledano. Narra la historia de dos amigos que han creado una asociación para atender a jóvenes con autismo y severos problemas de conducta. Conjuntamente forman a jóvenes de barrios marginales para que puedan llegar a ser cuidadores de los acogidos por autismo. Quizá el mayor valor de la película es que se cuentan historias reales con las que buscan que los espectadores salgan de la indiferencia en estos problemas.


Pienso que muchos de nosotros conocen e, incluso en algún momento, haya tenido la oportunidad de vivir con personas autistas o semejantes y haya observado que se llega a una cierta compenetración que termina enriqueciendo a cuidador y acogido. Crean un espacio en que la persona que cuida y el que es cuidado se vuelven uno con el otro, compañero de viaje, compartiendo una misma condición humana como se ve en “especiales”.

Es cumplir ese nuevo mandamiento que nos da Jesús: “Que os améis los unos a los otros; como yo os he amado” “en esto conocerán todos que sois mis discípulos” (Jn 13:34-35)

Me permito recordar unos años que viví cercano a los hermanos de Cruz Blanca en Barcelona con su espiritualidad franciscana. Vi su compromiso de entrega y alegría del que tanto aprendí y tanto recuerdo. Es, seguir a Francisco de Asís que, acercándose al leproso, abrazándolo, le dio la oportunidad de renacer. Hay que agradecer estos testimonios de vida y les tenemos que aprovechar para que la nuestra quede enriquecida, cambiada para bien.


- ARTICLE ESCRIT PER FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – JULIOL 2020 - NÚM. 235.

UNA FORMA DISTINTA DE VIVIR.


FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.


Me pongo a escribir este artículo cuando ya se nos ha permitido dejar, por unas horas, el confinamiento y sabemos el día que volveremos a abrir nuestras Iglesias para celebrar la Eucaristía. Creíamos que esto de la peste era cosa del pasado, historia vivida debido a que no se tenían los avances sanitarios que nuestra generación había alcanzado.

Viene a la memoria cuando, al inicio de este año, comenzamos a sentir que un virus, coronavirus, había comenzado en la lejanía, como una cosa propia de otros lugares que no nos llegaría nunca, noticias que no iban con nosotros. Pero se nos presentó, con gran fuerza, en Italia, nuestros vecinos. Y seguidamente, al lado nuestro, avanzando por todo nuestro territorio.

Que extrañas cosas tiene la vida, qué cambios nos llegan de una forma inesperada, urgente: del acércate al aléjate, de vente conmigo al mejor solos. Pasaron, por prescripción, la hora de los besos, de los abrazos, de los apretones de manos. Llegó la hora de las miradas, de la sonrisa, del deseo.

En las Iglesias, en pocas horas, de pedir cercanía, evitar quedarnos diseminados entre los bancos, a que dejaran espacios de seguridad. En el Padrenuestro de cogernos las manos a rezarlo como islas, en la paz de darnos la mano a un movimiento de cabeza o, sencillamente, nada. En las visitas a nuestros enfermos de los saludos cariñosos a la máxima protección o una llamada por teléfono para saber cómo se encuentran y que sepan que están en nuestros recuerdos. Cuando nos cruzábamos os cruzábamos en la calle de la cercanía que indicaba amistad, alegría por el encuentro, a unas palabras rápidas y frías dichas en la distancia. Y con el tiempo a no vernos. A estar cada uno confinado en su domicilio.


En las noticias, en las redes sociales, en las conversaciones con los cercanos y con los que nos comunicamos triunfa el pesimismo, la derrota, el preguntarnos hasta cuánto durará. El dolor crecía con las noticias sobre los enfermos, los fallecidos sin poder acompañarlos, ni ser despedidos. La situación nos llevaba a reconocer nuestra humildad ante la soberbia que nos creía autosuficientes. Esto durante semanas fue un peso, un sentimiento de impotencia. Nos asaltan las dudas ¿Cómo nos saludaremos, ¿cómo llevaremos a cabo nuestras felicitaciones, nuestros sentimientos de pésame?

Quizá tengamos que agudizar los mensajes no verbales que se expresan a través del cuerpo como hacemos ahora con la mirada, la sonrisa, la tristeza. Tendremos que aprender a expresarnos ante las personas: la lejanía o la cercanía, el sentimiento de cariño o la indiferencia.

Debemos dejar pasar el tiempo y ver cómo van y vienen los acontecimientos. Confiar que, como en muchas otras cosas también para estas encontraremos soluciones. Quizá este sea sólo un tiempo que lo recordaremos en nuestra vida, como una isla extraña, donde nos tocó vivir. En una u otra circunstancia siempre tendremos la mano de Dios que siempre nos acompañará.



- ARTICLE ESCRIT PER FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – JUNY 2020 - NÚM. 234.

DESDE MI RINCÓN. (Junio 2020)

FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS




Me gustaría compartir con vosotros actitudes para la escucha de la Palabra.

Recuerdo el compromiso del franciscano secular a leer el evangelio que recoge nuestras CCGG 9,2: “El franciscano seglar, comprometido a seguir el ejemplo y las enseñanzas de Cristo, dedíquense a un estudio personal y frecuente del Evangelio y de las sagradas escrituras.”

Vivimos en un mundo lleno de ruidos, estamos inmersos en el mundo revolucionario de las tecnologías, de la inmediatez, del todo ahora. Este es nuestro mundo, en él nos toca caminar, servir y amar.

En estos momentos de confinamiento os propongo una serie de pasos que orienten a la escucha y nos ayuden a acoger la Palabra: 

- Cogemos un texto bíblico -


Motivación: Hay que sentirse motivado. Dice el Papa Francisco: “Desafiemos la costumbre, abramos bien los ojos y los oídos, y sobre todo el corazón, para dejarnos descolocar por lo que sucede a nuestro alrededor y por el grito de la Palabra viva y eficaz del resucitado”.

Hacer silencio: Para ser acogida la Palabra necesita de silencio. En este momento podemos integrar prácticas de relajación, de respiración, de silencio, de apertura a la trascendencia que nos ayuda a tomar conciencia de la dimensión interior de nuestro ser. Tenemos que dedicarle tiempo, fomentar y adquirir buenos hábitos, repetirlo hasta que el cuerpo encuentre una postura cómoda y pueda entregar el espíritu y el corazón para el encuentro personal con el Dios vivo que nos habita con su Palabra.

Llamada / invocación al Espíritu Santo: Tras el momento de silencio, paz y serenidad, invocamos al Espíritu Santo para que nos ilumine. A modo de ejemplo: “Espíritu Santo, abre mi mente, sé mi luz, mi guía, mi fuerza y todo el amor de mi corazón para escuchar tu Palabra y ser dócil a tu querer”. O “Sumo. Glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para que cumpla tu santo y verdadero mandamiento”.(Oración de san Francisco ante el Cristo de san Damián).

Acogida: Acogemos la Palabra de Dios con solemnidad, podemos poner un signo externo: una vela encendida, música de fondo, incienso…. La Palabra se proclama con alegría, despacio. Y dejamos silencio para asimilarla. Sobre todo hay que acogerla en nuestro corazón y en nuestra mente.

Resonancia: Elegimos del texto las palabras o las frases que creamos y las repetimos al ritmo de nuestra respiración durante un tiempo para que penetre dentro de nuestro corazón. “Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino” (Salmo 118).

Nos preguntamos: Nos preguntamos a nivel personal: ¿Cuál es la Buena Nueva que descubro en este texto? Nos respondemos en primera persona: “yo…”; “para mi…” descubro en este texto…”.

Compromiso: Del texto evangélico saco un compromiso para la vida, para el testimonio. Que la Palabra alimente e ilumine nuestras vidas y que nuestro estilo de vida contagie al mundo las ganas de conocer, amar y seguir a Jesús. “…pasando del Evangelio a la vida y de la vida al evangelio” (Regla 4)

Oración personal y contemplación. En unos momentos de silencio y a partir de la observación y meditación del texto, elige la forma de oración que mejor convenga al texto: oración de confianza, alabanza, acción de gracias, penitencia, súplica intercesión… (Hago una oración que surja del corazón a raíz del texto)

Podemos terminar con la siguiente oración:

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz...
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría...

Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.

Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.


- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – JUNY 2020 - NÚM. 234.

TASQUES SOCIALS DE LA FRATERNITAT DE GRANOLLERS.

Lluís Salas Grau, OFS.


Des del primer dia en el que els Terciaris Franciscans de Granollers es van constituir en Fraternitat, van tenir mot clar que calia practicar l’esperit d’amor amb el proïsme que ens mostrava sant Francesc  i, molt especialment, amb els desvalguts. Dins de les nostres possibilitats, els seus continuadors de la Fraternitat Franciscana Secular de Granollers ho hem considerat sempre un fonament del nostre tarannà.



- Ara per ara, col·laborem amb Càritas Parroquial, i molt especialment, amb el Cafè Franciscà, un espai de caritat cristiana. És un punt de trobada on acollir, escoltar, compartir experiències de vida i recerques espiritual i pal·liar, dins les possibilitats, les carències relacionals, afectives, familiars o anímiques de les persones que venen, al mateix temps que orientar o derivar cap els recursos socials que ja existeixen a Granollers i als municipis del voltant. Ajudem fent, d’entre d’altres coses, cursos de costura, electricitat, alfabetització de espanyol i de català. Altres anys també d’informàtica, però aquest anys no ha pogut ser, per força major.


- Un projecte que porta un munt d’anys, i que ens fa molta il·lusió, és l’apadrinament d’un nen de Corozal, a Colòmbia. Ens fem càrrec de les seves necessitats alimentàries i educacionals mentre està estudiant, a fi de que no li calgui preocupar-se de res més. Ja en són molts els nens i nenes que han pogut enllestir els seus estudis.


- Fa uns dies, i dins del context de la pandèmia del COVID 19, hem col·laborat econòmicament, també amb Càritas Parroquial, amb un donatiu per a la compra de queviures per a la gent afectada.


- D’altres anys també hem col·laborat econòmicament amb l’Associació Casa Guadalupe per la defensa de la Vida, de Sabadell. Aquests germans fan una gran tasca, orientada a dones embarassades o amb nens nounats, de qualsevol raça, religió i condició social, que no tenen recursos econòmics, personals i / o familiars i que afronten amb dificultat el seu embaràs o maternitat.
 
 
A més, hem ajudat econòmicament als Grups de Joves de sant Josep: gent jove que van a la nit pels carrers de Barcelona i, als exclosos de la societat que dormen al carrer o en caixers, els donen mantes, aliments, parlen amb ells ... però sobretot volen que aquestes persones sàpiguen que són estimades per Déu.




FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS


Me gustaría compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la Fraternidad local como plataforma evangelizadora. MISION,


Una misión: el Evangelio de la paz.


En medio de las desigualdades, rivalidades, codicias, cruzados y guerras..., los hermanos traen la paz del Evangelio que reconcilia a los Hombres y mujeres entre sí y con Dios.

Más que una palabra o predicación, el anuncio son sus propias persones y vides: su comportamiento, su aparecer sin codicia alguna, su sensibilidad hacia la angustia de los Hombres, su complicidad fraternal con todos...

Estos hombres, de Dios no se ponían por encima de nadie, y así todos podían comprender que Dios se acercaba a ellos, que nadie era rechazado; amados y reconciliados con Dios, en Paz, eso “reciben” de su amor gratuito.


Las primeras fraternidades. San Francisco de Asís de Jesús Torrecilla


Artículo 19 CCGG

1. Los Franciscanos seculares actúen como levadura en el ambiente en el que viven, mediante el testimonio del amor fraterno y de bien definidas motivaciones cristianas.

2. Con espíritu de minoridad, elijan en primer lugar el trato con los pobres y los marginados, ya sean individuos, grupos de personas o todo un pueblo; colaboren a erradicar la marginación y todas aquellas formas de pobreza que son fruto de ineficiencia y de injusticia.



La misión no es otra cosa que anunciar a Cristo Resucitado, transformar realidades muertas en realidades vivas. Viviendo la Oración simple de san Francisco. Esa transformación de realidades muertas en vivas se debe hacer de una forma específica que es desde la minoridad.

La periferia es donde está la muerte (hay muerte en mí, hay muerte en mi Fraternidad, hay muerte en mi entorno y hay muerte en nuestro Mundo), esa muerte que podemos tocar (nosotros u otros hermanos franciscanos seculares) tenemos que transformarla en vida, eso, es decir.


Cristo Vive y nos vemos en Galilea.

Es muy importante no permitir que el mal cicatrice el contorno de la muerte, eso es cultura de la indiferencia, debemos volver a llevar nuestra ternura franciscana y nuestras obras de misericordias allí, e intentar seguir haciendo lo que durante ocho siglos hemos hecho.





- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – MAIG 2020 - NÚM. 233.


GERMÀ JACINT BIGORDÀ.


Jordi Coll, ofs


Dins el confinament que estem vivint, potser el nostre Pare Sant Francesc l’anomenaria germà, la Fraternitat d´Arenys de Mar ha sentit profundament la pèrdua per defunció del germà Jacint (Cinto) Bigordà i Peiró (A.C.S.).

En Cinto junt amb la seva esposa la Rosario Dalmau i Vila, també Terciària Franciscana, varen sentir la necessitat com a família cristiana d’aprofundir la seva vida en l’Evangeli seguint l’exemple de Sant Francesc i proposaren entrar a la Fraternitat d’Arenys de Mar, tot i que la seva residència és de Premià de Dalt.

Després de fer la formació reglamentària, celebren la Professió Solemne el dia 22 de Maig del 1983 junt amb altres germans. La Fraternitat acollidora, dinàmica i activa els dona la benvinguda i s’integren plenament.

En la seva participació i intervencions molt positives i vàlides a les Assemblees dins el desenvolupament de la Fraternitat, va ser proposat per a ser Ministre i fou elegit per dirigir-la els anys 1993-1996 junt amb l’assistent Fra Miquel Colom, ofmcap. Posteriorment també va ser elegit Ministre Provincial.

Va assistir a les Assemblees fins al darrer any i ens omplia de goig poder comptar amb la seva presència i ara ens deixa el bon record d’haver compartit tant de temps amb la Fraternitat.

Rebi el nostre condol la germana Rosario i tota la seva família en aquests moments de dolor, i ens unim en pregària en aquest temps de Pasqua del Crist Ressuscitat.


- ARTICLE ESCRIT PER JORDI COLL, OFS,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – MAIG 2020 - NÚM. 233.

LA NOSTRA GERMANA OTÍLIA TORNER.


BENAURAT EL SERVENT QUE AL CEL TRESOREJA ELS BÉNS QUE EL SENYOR LI MOSTRA I NO MIRA DE MANIFESTAR-LOS ALS HOMES AMB EL DELIT DEL GUANY...(Admonició XXVIII de sant Francesc).

Fra Josep Maria Segarra, ofmcap


En la darrera eucaristia que mensualment celebrem amb els germans terciaris de la residència Assís, de Sant Quirze, pocs dies abans del confinament, el Senyor ens va concedir el regal encara de la companyia de dues germanes molt estimades: la Remei Garcia i la Otília Torner, i també la d’un germà, antic “terciari aïllat” que exercia com a sagristà-escolà de la residència, en Josep Muixench, un dels que ens deixà en els primers dies. La Otília ja feia temps que estava ingressada a la infermeria del centre. La vam anar a recollir amb la cadira de rodes, i el seu rostre, com sempre, estava radiant de felicitat, traspuava l’alegria del retrobament amb els germans. Ja gairebé no se l’entenia, però el seu somriure ho deia tot. Què tal, Otília?. I ella responia invariablement: Bé, molt bé, gràcies a Déu. Que n’era de bonic veure com la Remei i la Otília, participaven de l’eucaristia. Escoltaven la Paraula, se la feien seva. Quan parlaves de sant Francesc, els ulls se’ls il·luminaven. Havien entès molt bé el que significa ser franciscà seglar. I ho vivien, cadascuna d’elles amb el seu tarannà i les seves aptituds, però ambdues, amb una infinita fidelitat a la vocació franciscana.

La Otília, junt amb la seva germana, Maria Ràpita, traspassada ja fa alguns anys, formaven part de la fraternitat de Pompeia, on eren molt conegudes i estimades. Provenien de Sant Carles de la Ràpita i parlaven entre elles aquell bell català tan característic que a mi em recordava la meva família materna, especialment, la meva àvia tortosina. Eren d’aquelles persones que sempre estaven a punt, que sabies que podies comptar amb elles per al que fos. Tenies el seu “sí” assegurat. I sense fer mai soroll, sempre des de l’ombra, sense cap mena de protagonisme ni de voler sobresortir en cap moment. Eren dones cultes. En la seva joventut, cosa no massa freqüent en l’època, i menys entre les noies, havien cursat estudis universitaris. Jo ho vaig “descobrir” quan comentava amb elles el que visitàvem en els pelegrinatges a Assís i als llocs franciscans. Les precisions històriques que feien i que gairebé els havies d’arrencar a la força, així com els seus coneixements de l’espiritualitat cristiana i, no diguem, franciscana, anaven molt enllà del que hauríem pensat mai. I què bé que s’ho passaven en les festetes de les fraternitats i en els esbarjos dels finals de jornada de les excursions i convivències dels terciaris!

Gràcies, Otília! Gràcies, Maria Ràpita! La vostra vida va ser un regal de Déu a les nostres fraternitats, sobretot a la de Pompeia, al nostre Orde, a l’Església i al nostre món. Vau passar sense fer gens de soroll però deixant una petjada profunda d’Evangeli, de fraternitat. Ajudeu-nos a respondre a la nostra vocació de laics i frares franciscans amb la vostra mateixa senzillesa i transparència, a ser “germans i germanes menors” de debò, al vostre estil.

- ARTICLE ESCRIT PER FRA JOSEP MARIA SEGARRA, OFMCAP
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 25 – MAIG 2020 - NÚM. 233.