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NOVA PRESENCIA FRANCISCANA A MALLORCA.

JORDI LLABRÉS I SANS, OFS







El passat dia 29 de setembre, coincidint amb la memòria de Sant Miquel, protector de tot l’Orde Franciscà, i dins el marc dels dies previs a la festa del Pare Sant Francesc, la família franciscana de Mallorca es vestí de goig per celebrar que a l’illa s’hi ha restaurat la presència dels framenors observants. Aquests, fins a l’exclaustració de 1835, havien tingut a Mallorca diversos convents (Sant Francesc i el de Jesús a Palma, Sóller, Inca, Artà, Alcúdia, Llucmajor i Petra).

El de Petra, dedicat a Sant Bernadí de Siena, fou fundat l’any 1607 i està situat ben a prop de la casa natalícia de Sant Juníper Serra. En aquest convent i de la mà i la paraula dels framenors que l’habitaren, el sant mallorquí evangelitzador de bona part d’Amèrica, hi va descobrir i hi enfortí la seva vocació franciscana i missionera. Era ben necessari, per tant, evitar que el convent quedés orfe de vida fraterna. 

Un cop, l’any 2018, els framenors de la província hispànica de la Immaculada Concepció, hagueren de deixar Petra i tots els serveis pastorals que oferien a la comarca, prengué força el compromís del Bisbat de Mallorca per retorna-hi la vida religiosa. D’aquesta manera, una altra província franciscana del mateix orde, la de Sant Juníper Serra que comprèn les zones de Baixa Califòrnia, nord i sud, Sinaloa i Sonora, mostraren interès per establir-se en el mateix bressol del seu sant patronímic. Les gestions pertinents no endarreriren per res la transmissió ni apagaren la il·lusió dels frares mexicans. Mentrestant, el culte de l’església conventual ha estat puntualment atès per la fraternitat de framenors caputxins de Palma, traslladant-s’hi setmanalment un dels frares.


Així i com ja hem dit al principi, el passat dia de Sant Miquel, per tota la vila de Petra es respirava un aire fresc on s’hi barrejava alegria i gratitud. Com no podia ser d’altra manera l’església parroquial de Sant Pere s’omplí fins a la bandera de feligresos i de gent vinguda de contrades veïnes. 

Al capdavant les autoritats civils i el presbiteri el bisbe de Mallorca, monsenyor Sebastià Taltavull, el vicari general de la diòcesis mallorquina, la clerecia local i altres preveres que van voler associar-se a la celebració. 

No hi faltà una nodrida representació de la família franciscana de Mallorca. Hi eren presents els frares del Terç Orde Regular, amb tanta presència a l’illa, els Framenors Caputxins i el ministre de la citada província de la Immaculada, un bon nombre de membres de l’Orde Franciscà Seglar, així com també, de la congregació mallorquina de Franciscanes Filles de la Misericòrdia. Els frares que d’ara endavant formaran la nova fraternitat del convent petrer de Sant Bernardí, arribaren acompanyats del seu vicari provincial, fra Miguel Ángel Hernández. 

Aquest tingué cura de fer la presentació als mallorquins i va manifestar la profunda alegria que suposava per a ells el fet d’assumir aquest repte d’establir-se a Mallorca, precisament en el bressol de Sant Juníper el qui feu arribar el missatge de la Bona Nova a les seves terres.



- ARTICLE ESCRIT PER JORDI LLABRÉS I SANS, OFS
 PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
 ANY 24 – NOVEMBRE 2019 - NÚM. 227.

DESDE MI RINCÓN

Francisco Javier Conejo, OFS




Fraternidad desde nuestra Regla y Constituciones 
(Basado en la ponencia de Emanuela De Nunzio en el capítulo General de Hungría)



“Vivir el Evangelio en comunión fraterna”.

Tal vez deberíamos reflexionar con mayor frecuencia y más atentamente la definición contenida en el art. 3.3 de las CC.GG. “La vocación a la OFS es una llamada a vivir el Evangelio en comunión fraterna. Con este fin, los miembros de la OFS se reúnen en comunidades eclesiales, que se llaman Fraternidades y, a su vez, las Fraternidades son células reagrupadas en una unión orgánica, es decir, la gran familia espiritual de la OFS, extendida por todo el mundo.

Hay dos palabras que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de hablar de Fraternidad en la OFS: Sentido de pertenencia y corresponsabilidad.

Por eso, en referencia a la identidad/pertenencia, debemos subrayar el sentido de comunión y de corresponsabilidad. Las CC.GG. lo afirma con fuerza en el art. 30.1: “Los hermanos son corresponsables de la vida de la Fraternidad a la que pertenecen y de la OFS como unión orgánica de todas las Fraternidades extendidas por el mundo.” Se trata de una comunión fraterna, de fe y de amor, que tiene necesidad de ser alimentada por la oración recíproca y por el conocimiento mutuo.

Todos conocemos de memoria la definición de Fraternidad local contenida en el art. 22 de la Regla: “Primera célula de toda la Orden… signo visible de la Iglesia… comunidad de amor…” Donde desarrollamos nuestra vocación de franciscanos seglares.

Para explicitar estas afirmaciones básicas, las Constituciones Generales en el art. 30.2 precisan como debe ser vivida la pertenencia a la Fraternidad: “El sentido de corresponsabilidad de los miembros exige la presencia personal, el testimonio, la oración, la colaboración activa, según las posibilidades de cada uno y los eventuales compromisos para la animación de la Fraternidad”. Para no hacer discursos teóricos, creo que es importante que nos detengamos y “desmenucemos” las “exigencias” de la corresponsabilidad. Así pues, veamos:

1. La presencia personal, o sea la participación frecuente (¡no opcional!) a los encuentros de la Fraternidad, que no pueden ser más las famosas “reuniones mensuales”, sino más bien “encuentros frecuentes”, organizados por el Consejo para estimular a cada uno a la vida de fraternidad y para un crecimiento de vida franciscana y eclesial (Regla n. 24).

2. El testimonio, de vida evangélica y de vida fraterna, incluso como medio de promoción vocacional (Regla n. 23 e C.C. G.G. art.37.3).

3. La oración, que es el alma de esta “comunidad de amor” (Regla n. 8).

4. La colaboración activa, de todos y de cada uno, para el buen funcionamiento de la Fraternidad, para el desarrollo dinámico y participativo de las reuniones, para la realización de sus iniciativas caritativas y de apostolado (C.C. G.G. art. 53.3).

5. Los eventuales compromisos en la animación de la Fraternidad, en particular, cuando uno se convierte en candidato para tal o cual oficio/servicio (C.C. G.G. art. 31.4).

6. La contribución económica, en la medida de las posibilidades de cada miembro (C.C. G.G. art. 30.3), para proporcionar los medios financieros necesarios para la vida de la Fraternidad y para sus obras de culto, de apostolado y caritativas.


Con todo y con esto, no basta: la corresponsabilidad compromete a todos los miembros a hacerse cargo del “bienestar” humano y espiritual de cada uno de los hermanos (CC. GG. art. 42.4): ninguno debe ser dejado solo frente a sus problemas y a sus dificultades, sino que en la Fraternidad debe encontrar ayuda (incluso material), apoyo, alivio.

En sustancia, vivir y obrar hoy en la Fraternidad quiere decir tomar conciencia de algunos puntos firmes, como: el encuentro con el hermano en su situación concreta, el acompañamiento de su crecimiento humano, la experiencia de oración en sus diversas formas, la educación en el compromiso por la construcción del Reino y un grado de pertenencia eclesial que haga percibir el sentido de la meta global: el crecimiento y la realización del hombre nuevo en Cristo (Reg. OFS n. 14).

La fraternidad nace cuando se pasa del yo al nosotros. Pero el “nosotros” no nace sencillamente del dato de realidad que me dice que además del yo existen otras personas. Para que se dé el “nosotros” debo aprender a perderme y encontrar-me en otros. Este dinamismo difícil necesita el aprendizaje de la convivencia, de la coexistencia, del compartir y el convivir. Todo esto se hace con respeto, escucha, diálogo, amor…

En la OFS tenemos un sentido muy peculiar, muy personal de nuestra fraternidad. No la concebimos como un grupo de amistad, ni como un equipo de trabajo, ni como una comunidad religiosa presidida por un representante de Dios, sino como una familia de hermanos, en la que cada uno puede ser él mismo y manifiesta confiadamente el uno al otro sus necesidades. Lo más importante para nosotros es la calidad de nuestras relaciones interpersonales.

Un papel muy importante es la dimensión afectiva de nuestra fraternidad. El cariño mutuo, comprensión, acogida, la vida en común… Nuestro peligro es el individualismo, el sentirnos “no pobres”, no necesitados.

No hay fraternidades idílicas. Todo lo expuesto es el fin al que tenemos que llegar; pero tenemos que tener presente que partimos de fraternidades formadas por personas, por humanos, con nuestras miserias humanas: egoísmos, envidias, individualidades… En nuestras fraternidades existe el conflicto: hermanos que no quieren dejar el servicio que ha estado prestando, fraternidades que no hay hermanos que quieren coger la responsabilidad de los oficios de la fraternidad, la rutina, perfiles psicológicos complejos de algunos hermanos… Se tiene que afrontar los conflictos de la fraternidad con amor fraterno y con diálogo fraterno. El Consejo entre otras competencias tienen: “establecer un diálogo fraterno con los miembros que se hallan en dificultades particulares y adoptar las determinaciones oportunas; decidir la suspensión de un miembro de la Fraternidad” (CCGG 50). Siempre con el fin de proteger a la Fraternidad.

Francisco no piensa una fraternidad proyectando un idealismo utópico sin conflictos. Una fraternidad idealizada genera vocaciones idealizadas, vocaciones que no aguantan el conflicto. Y hemos de aprender a vivir, convivir y superar el conflicto en fraternidad. El conflicto existe porque como personas que formamos nuestras fraternidades tenemos nuestras miserias humanas: envidias, egoísmos.


La pluripertenencia.

Uno de los mayores obstáculos que se interponen a la corresponsabilidad es la que convencionalmente llamamos “pluripertenencia”, es decir, la tendencia de algunos franciscanos seglares a adherirse a una multiplicidad de grupos y asociaciones eclesiales. No hay que olvidar que “La vocación a la OFS es una vocación específica, que informa la vida y la acción apostólica de sus miembros” (CC. GG. Art. 1). Cuando el franciscano seglar está inserto también en otras asociaciones, la inspiración franciscana, que debería impregnar su vida entera, en cada expresión y manifestación, se diluye en la mezcla con otras espiritualidades. Además, los compromisos se suman y se superponen, impidiendo la puntual observancia de las obligaciones que derivan de la vida de Fraternidad.






- ARTICLE ESCRIT PER FRANCISCO JAVIER CONEJO, OFS
 PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
 ANY 24 – NOVEMBRE 2019 - NÚM. 227.


              

FRANCISCO Y LA MISIÓN .


FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.


Con motivo de cumplirse 100 años de la Carta Apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV sobre las misiones, el Papa Francisco convocó, en el mes de octubre pasado, un mes misionero extraordinario. Con él, el Santo Padre, quiere despertar la conciencia de la misión y retomar con nuevo impulso la responsabilidad de proclamar el Evangelio de todos los bautizados. Todo ello me lleva a recordar el carisma misionero de Francisco de Asís.

La vocación de Francisco desde sus inicios es una vocación para la misión. Por eso no sorprende la rapidez con la que sus discípulos fueron adquiriendo conciencia del destino de la fraternidad cada vez más universal queriendo extender al mundo entero la vida y el mensaje del Maestro. Francisco dejó este ideal en la Carta a toda la Orden «enviados al mundo entero para dar testimonio, de palabra y de obra, de la voz de Dios ante todos los hombres».

Desde el inicio tuvieron serias dificultades de vivir y predicar su vocación fuera de Italia pues iniciaron, este modo arriesgado de vivir, sin tener ningún permiso de las autoridades de la Iglesia por lo que allí donde llegaban eran sospechosos de herejía. Les prohibieron construir pequeñas iglesias y les expulsaban. En otros lugares como en Hungría, en Alemania y en otros países transalpinos, tal como leemos en el Anónimo de Perusa, uno de los escritos sobre los primeros franciscanos, “hubo hermanos que sufrieron muchas vejaciones tanto por parte del clero como de los laicos. Algunos fueron asaltados y desnudados a manos de ladrones”. Cuando volvieron donde Francisco se encontraban muy angustiados.

También Francisco envió a cinco de sus frailes a predicar en tierras de los sarracenos. Fueron detenidos y conducidos ante el sultán dándoles la orden de no predicar. No hicieron caso y continuaron predicando, siendo encarcelados nuevamente. Torturados y, ante la negativa a dejar de predicar, fueron decapitados sin abdicar de la fe en Cristo Jesús.

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Al tener noticia Francisco de su martirio, exclamó: «¡Ahora puedo decir con verdad que tengo cinco verdaderos hermanos menores!» Ante sus reliquias, trasladadas a Coímbra, San Antonio decidió pasarse de los canónigos regulares a ser discípulo de Francisco con la convicción de emular a estos mártires e ir a morir entre los sarracenos. La providencia cambió su destino.

Este año celebramos los 800 años del encuentro de Francisco con el sultán Melek el Kameldel. Gracias a las conferencias y debates que hemos tenido la oportunidad de asistir, hemos podido vivirlo y comprenderlo mejor.

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Francisco pudo haber muerto martirizado pero lo cierto que salió, no con la victoria material, pero si con la libertad de Espíritu de haber hecho uno de los encuentros de paz más famosos de la historia.

Toda los que pertenecemos a la familia franciscana estamos invitados a ser misioneros con la palabra y el testimonio con los que tenemos cerca. Rezando o siendo voluntarios para dar a conocer y ayudar económicamente a aquellos que están en primera línea.


- ARTICLE ESCRIT PER FRA FRANCISCO PESQUERA, OFMCONV.,
PUBLICAT AL BUTLLETÍ DE L’ORDE FRANCISCÀ SECULAR DE CATALUNYA.
ANY 24 – NOVEMBRE 2019 - NÚM. 227.